Dentro de las
remembranzas indelebles del destacado y veterano periodista, Rafael Molina
Morillo, reflejadas en su libro "Mis recuerdos imborrables", están los hechos
ocurridos a lo largo de sus seis décadas en el ejercicio del periodismo, años
en los cuales ha sido testigo de los buenos y malos momentos que han dejado
huellas en su vida.
Durante su
participación en el programa radial y televisivo ¿Qué pasa hoy?, Molina Morillo
rememoró eventos importantes, algunos no gratos y otros muy felices, como los
de su niñez, adolescencia y amores, siendo el más grande y único, el que nació
aquella tarde del 26 de setiembre de 1952, cuando conoció en la Vega a una
adolescente de 14 años, quien se convertiría años después en su esposa.
“Por alguna razón
atrajo mi atención, pregunté su nombre. Francia, me dijeron pero era muy joven.
Entonces viajé a España y cuando regrese ella tenía 18 años y yo 26. Nos
casamos y hemos sido felices hasta ahora y creo que así seguirá. Tenemos cuatro
hijos, un varón, tres hembras y 10 nietos”, expresa conmovido quien representa
uno de los grandes del periodismo dominicano.
Otros hechos narrados
por el también diplomático y empresario, son los relacionados con la Revolución
de abril; cuando se produjo el golpe de estado a Juan Bosch, época en la cual
se desempeñaba como director de la gloriosa revista ¡Ahora! y donde los medios
de comunicación no tenían condiciones para continuar sus publicaciones; sin
embargo, su diario se mantuvo, con una línea editorial a favor de la
constitucionalidad y del regreso al poder del profesor Bosch.
“Producto de esos
acontecimientos, las fuerzas reaccionarias querían que la revista desapareciera
y propiciaron dos fuertes ataques. Uno de mayor amplitud, que fue contra toda
la población y consistía en ir casa por casa en busca de comunistas, y cuando
llegaron al edificio donde funcionaba nuestro órgano de comunicación,
destruyeron, saquearon y mataron a dos compañeros periodistas: Diógenes Ortiz y
Papito Arias.
“Ese fue un duro
golpe, pero nos recompusimos. Recuerdo que una noche colocaron unos explosivos
producidos fuera del país, detonantes que hicieron volar los equipos de la
imprenta. Pero, esto en vez de amilanarnos, nos ayudó a posicionar aun más la
revista y crear un diario: El Nacional. Logramos que la población nos siguiera,
nos apoyara”.
Otro instante difícil,
que enfatiza con particular emoción el entrevistado, fue cuando el éxito
editorial de la revista y el periódico obligaron a realizar mayores inversiones
y gastos. “El grupo que hacía ese trabajo éramos románticos y lo realizábamos
por amor a la profesión, pero no teníamos dinero. Tocamos muchas puertas y
recibimos ayuda; sin embargo, hubo un momento en el cual no podíamos seguir;
entonces, hicimos negocio con el señor José Luis Corripio (Pepín) y le vendimos
esos medios y así continuaron felizmente publicándose”.
Estos relatos y muchos
más, están impresos en el libro Mis Recuerdos Imborrables, de indiscutible
calidad literaria, aun cuando Molina Morillo, aclara que no se considera
escritor y expresa humildemente, que solo se atrevió a recoger sus experiencias
periodísticas y publicarlas: “Periodista sí, porque me gusta la investigación y
descubrir datos y llegar al fondo de las cosas. Pero, no escritor”.
Resalta en el diálogo
la anécdota de ese día en España, cuando le tocó cubrir la visita del sátrapa
Rafael Leonidas Trujillo al dictador español Francisco Franco.
“Luego de escribir mi
crónica y destacar que unos 50 mil madrileños estuvieron presente en la
actividad, debía mostrársela al hombre de confianza de Trujillo, Anselmo
Paulino, quien me dijo que le agregara 50 mil más. Finalmente, vi mi crónica
titulada textualmente: Seiscientos mil madrileños dan la bienvenida a Trujillo.
“Semanas después, ya
en Santo Domingo, pregunté a Germán Ornes, director del Caribe, de dónde había
salido esa cifra de 600 mil personas. Y respondió. ¨Bueno, lo hice para
protegerte. Temí que te hubieras quedado corto con tus cien mil, y para
curarnos en salud, a ti y a mí, les agregué otros quinientos mil”.
Mujer y
reivindicaciones
En torno a la
situación de la mujer dominicana y su lucha por conquistar una mejor posición
en la sociedad, el actual director de El Día entiende que no debe establecerse
ningún tipo de diferencia entre mujer y hombre en virtud del género.
“Muchos de los excesos
que se cometen contra las féminas es por el hecho de ser mujer, no porque sea
el sexo débil; por lo tanto, deben ser sancionados con mayor firmeza todos los
actos que la afecten; pero, también la mujer debe ocupar su sitio, luchar y
conquistar lo que le pertenece”, apunta.
Era digital
Rafael Molina
Moriiilo, hombre visionario y creador de varios medios de comunicación que
marcaron un hito en la historia del periodismo dominicano, califica la Internet
como una herramienta que ha venido a fortalecer los periódicos tradicionales.
“Los digitales son una
maravilla, de hecho tenemos nuestra versión de El Día por la web. No creo que
amenacen a los antiguos, sino que los complementan. Empecé a familiarizarme con
las nuevas tecnologías a través de los juegos y a medida que iba avanzando, yo
también lo hacía; creo que estoy actualizado”.
Con el tiempo en
disputa y tanto que decir aún, el veterano profesional abandona el “banquillo
de entrevistado” y sonríe sereno cuando escucha la pregunta, que responde
ágilmente, similar a su estilo de vida: “Retirarme… ¿para qué?...eso no va
conmigo. Siempre pienso que todavía puedo aportar algo para el bien colectivo,
y con esa convicción comienza y termina cada día de mi existencia”.