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domingo, 24 de junio de 2012

Cuarenta y ocho libros de Editorial Santuario

Un artículo de Pedro Conde Sturla.
(Publicado en el diario El Caribe el 24 de junio del 2012)

[Cuarenta y ocho libros, cuarenta y ocho nuevos títulos de edad ha cumplido recientemente la Editorial Santuario (El hogar del escritor dominicano), y la verdad es que es mucho cumplir y mucho publicar en un medio cultural tan agropecuario y hostil como el nuestro, tan indiferente en general a la producción literaria de los escritores del patio.

El autor de tan feliz iniciativa (aparte de una cara de buena gente que no hay quien se la despinte), tiene por nombre Isael, un nombre bíblico que al parecer significa “El llevado por Dios”. Pero Isael Pérez, no aprendió a multiplicar peces, sino libros, que es otra forma de alimentar a los hambrientos. Multiplica y se multiplica como Gerente General de Editorial Santuario, edita, coedita y distribuye libros en las principales librerías del país, en las más codiciadas de Puerto Rico, y en algunas de Usamérica, y los promociona personalmente en varias de las más prestigiosas Ferias del libro del mundo, incluyendo las de México, España y Alemania. Es un hombre orquesta. Desde luego no le voy a preguntar cómo lo hace.

El pasado lunes 18 de junio a las 6:00 p.m. se realizó en el Salón Pedro Mir delibrería Cuesta el acto de presentación de los cuarenta y ocho nuevos libros, y las palabras mayores, la presentación en sí, estuvieron a cargo de Juan Carlos Mieses, uno de los más finos narradores de la literatura dominicana que integran  el catálogo de Isael Santuario. A Juan Carlos Mieses dejo, pues, con infinita envidia, la palabra. PCS]

Cuarenta y ocho libros


Cuarenta y ocho libros.Como si dijéramos cuarenta y ocho grandes y pequeños sueños realizados al final de un esfuerzo hecho de vivencias, de reflexión, de disciplina, de coraje, de trabajo  y de sacrificios.  Cuarenta y ocho libros en los que, de una manera o de otra, se expone nuestra intimidad y  nuestras estructuras conceptuales, nuestra imaginación y nuestra memoria, nuestro quehacer cotidiano y nuestra visión creadora y trascendente.

Si la puesta en circulación de un libro es  relativamente sencilla, puesto que lidiamos con un título, una lengua, un género, un autor, un tema, un narrador  y un estilo, la puesta en circulación de cuarenta y ocho libros se convierte en una misión imposible. Pero si no podemos hablar de cada libro en particular, podemos hacerlo de lo que tienen en común; aparte de la lengua, por supuesto. No es el género, ni el tema, ni el título, ni el autor… ya lo habrán adivinado: es Isaél Pérez y la Editorial Santuario. Santuario es un nombre más que adecuado. Denota, entre otras cosas, un templo en que se venera un tesoro de objetos preciosos. En este caso el tesoro está hecho de palabras, de aspiraciones, de intuiciones, de ilusiones, de dolor  individual y colectivo; en fin, todos esos elementos que componen nuestros libros.

Hasta la llegada de Isael Pérez al territorio de la edición, una buena parte de los escritores dominicanos teníamos la impresión de ser pordioseros con nuestras pequeñas páginas manuscritas, abiertas como manos hambrientas de lectores, tendidas hacia la consideración de unas cuantas casas editoriales. maestros o aprendices, en mayor o menor medida, éramos fáciles víctimas de la humillación, del sarcasmo o de esa  sutil indiferencia quees peor que el  desprecio, de parte  de las editoriales que lucían como altos castillos inexpugnables, imposibles deser conquistados por un pobre ejército de escritores desunidos y sin liderazgo (puesto que en el ejército de las Letras cada soldado se siente ser un general); así que sólo nos quedaba vagar entre las candilejas de la ciudad como nuevos personajes de Pirandello en busca de un editor, con nuestros sueños como única riqueza y nuestra fe en nosotros mismos como único aliento.

Pero he aquí que un día llega este caballero andante desde el oriente – tierra de jazmines, según Rubén Darío – con una sonrisa imborrable en lugar de armadura, un optimismo a toda prueba en lugar de adarga y un corazón enorme en lugar de estandarte. No necesitó ni un azor ni un caballo con alas para liberar a los escritores del yugo de elitismo y de marginación que los oprimía y en pocos meses se convirtió en el más productivo, el más dinámico y el más accesible de los editores. Ahora bien, los franceses tienen un dicho impregnado de sabiduría popular, es decir, que ha pasado la prueba del tiempo y de las culturas y que dice: cherchez la femme; busquen a la mujer que está detrás del éxito de cada hombre. En este caso la búsqueda es sencilla: se llama Oneida y se apellida Gonzales como aquel Don Fernán que según la leyenda liberó al reino de Castilla, gracias a un caballo y a un azor.

La hazaña de este caballero andante, este hidalgo de la humildad como lo describe Francisco García, marcó el inicio de la democratización del libro dominicano y sus primeros pasos – tímidos e inseguros, es cierto – por el sendero de la mundialización. Sin duda por esa abertura nos hemos colado algunos como yo con nuestros libros imperfectos, nuestras propuestas a veces emocionales y nuestras ilusiones no siempre grandiosas… Pero, ¿no es así también la vida, esa ola de carne dolorosa y breve que desde la carroña nos empuja hacia las estrellas? La vida, no la bella abstracción de algunos poetas, sino la cotidiana, la sudorosa, la que tiene cédula y serie, la real,la dura, la martirizada, la de aquí y la de ahora, la que late en nosotros con la misma fuerza y la misma angustia que en nuestros lectores.

Esta noche celebramos la labor y el triunfo de una casa editorial. Su éxito representa el primer paso hacia el nuestro. Sólo que el nuestro nunca deja de ser ambiguo, inseguro, inconstante e inasible, porque el escritor no comparte el éxito fastuoso de las élites financieras,  ni el sensual y centelleante de las estrellas de cine, ni el esforzado y excepcional de los atletas, pero tampoco el muchas veces espurio, inquietante y opaco de los políticos, ni el drástico y cruento de los guerreros.

El éxito de un escritor no  sólo consiste en ser editado, en serleído, en ser premiado, en ser aplaudido, en ser reseñado; tampoco en ser celebrado por un gurú de algún movimiento literario (de esos que tanto gustan en las provincias), ni en ser incluido en alguna antología por algún grupo de poder, de esos que conspiran en las penumbras en busca de laureles y construyen sus propios templos para venerar sus vanidades y sus egos hambrientos de inmediatez y olvidan que los escritores somos criaturas hechas de tiempo y deesperanza, y que nuestras palabras son armas cargadas de futuro como nos vocea Gabriel Celaya desde su tumba. Olvidan que el último y definitivo juez de nuestros esfuerzos y de nuestras obras nos espera en el porvenir, y que nuestra lucha se sitúa en nuestro corazón y en nuestro espíritu, porque aunque estemos en paz con el mundo, siempre, junto a Machado, estamos en guerra con nuestras entrañas. Olvidan que nuestros enemigos no son nuestros colegas sino nuestros prejuicios, nuestra cobardía, nuestra ceguera o nuestra tendencia natural a buscar las soluciones fáciles.

Esta noche, dejemos de lado todo envanecimiento inoportuno; moderemos nuestro orgullo aunque esté justificado por la realización de un proyecto; olvidemos nuestras pequeñas presunciones de una gloria improbable que Tomás de Kempis ya sabía pasajera y unámonos en un abrazo común en torno a nuestra casa editorial, y en torno al hombre y a la mujer que la han edificado. (Juan Carlos Mieses).

lunes, 18 de junio de 2012

Cuentos para mis nietos


Si quieres inculcarle a tus pequeños el valorar y respeto al medioambiente y la naturaleza en una forma divertida, María Mancebo te ofrece la herramienta perfecta a través de la primera edición de su libro “Cuentos para mis nietos”.

La obra es una recopilación de cinco tiernas historias ilustradas, con un factor común en la naturaleza misma que es el bosque, en los que Mancebo lleva a los niños, con sus narraciones a un interesante e inolvidable recorrido, mostrándole los niveles de convivencia entre animalitos y el entorno, en el que deja en evidencia el apego a valores tan importantes para la humanidad tales como: La Obediencia, El Respecto, El Amor y La Amistad.

En palabras de la propia autora ¨este libro responde a una preocupación por la falta de publicaciones infantiles adaptadas a la cultura dominicana¨.



Cada cuento consta de un vocabulario o glosario donde se explica el significado de las palabras claves, y una reflexión para motivar la meditación sobre las enseñanzas del libro.

El libro está dirigido a niños de tres años en adelante, aunque la calidad ilustrativa de sus imágenes es apta para niños menores, ya que complementan y fijan el aprendizaje en los chiquitos además son muy precisas y sus divertidas historias los irán sumergiendo en el fascinante mundo de la lectura.

“Cuentos para mis nietos” fue publicado por Editorial Santuario y se puede adquirir en Librería Cuesta por un costo de 300 pesos.

Esta es la primera publicación de la autora, que posee otros libros inéditos para niños,.

María Mancebo estudió Pedagogía, Letras y Administración Educativa, y se ha desempeñado como educadora desde 1979. Inició esta labor en el Centro Especializado de Enseñanza (ahora llamado El Buen Pastor) y desde 2002 dirige su propio colegio, llamado Centro Educativo Mundo Infantil.

lunes, 11 de junio de 2012

María Montez, leyenda cinematográfica.



Presentación del libro María Montez, mujer y estrella

Néstor Medrano

El libro que hoy estamos presentando en este escenario de tanto prestigio, es más que una biografía fría o de una serie de enunciados sobre las vicisitudes, glorias, anhelos y fracasos, es una evocación sobre una de las dominicanas de mayor relevancia que ha tenido nuestra historia. Hablar de María Montez es evocar, es reflexionar sobre una época, sobre unos sueños y sobre unos anhelos que permiten entrever que la vehemencia, el esfuerzo y el trabajo firme en pos de un objetivo, pueden dejar de ser un sueño y convertirse en una gran realidad.
Pablo Clase Hijo nos revela en esta segunda edición de su libro “María Montez, mujer y estrella, de la mano de Editorial Santuario, que en esa mujer, natural de Barahona, se expresarían condiciones que no solo enaltecerían a su Patria, sino a la mujer como tal, en una época de trabas asfixiantes en cualquier área de la vida productiva, y más difícil aún, en la cima del difícil e impenetrable mundo de las películas: Hollywood.
Si algo se destaca en este libro de 172 páginas, aunque quizás el autor no lo planteara de manera expresa, es que María Montez, la llamada Reina del Technicolor, nos colocó de manera positiva en el mapa mundial de la farándula, ingresando a un mundo repleto de dificultades, competencias, envidias y deslealtades, sin abjurar nunca de su dignidad, de su condición de decencia, ni rendirse ante los vicios, las tentaciones y los escándalos provocados en una atmósfera contaminada y contaminante de ese jet set internacional.
A Pablo Clase le atraen estos personajes y se puede decir que como estudioso, como biógrafo plantado desde hace años, esta atracción se ha demostrado con Porfirio Rubirosa, el Play Boy de América, cuyo libro se constituyó entonces en un bestseller, con más de ocho ediciones, y en ese interín no han faltado los imitadores, las sorpresas y los sobresaltos.
El libro que presentamos, una prosa rica, sencilla, de alcance amplio para todos los públicos, está salpicado de tiempos y momentos en los que el autor, además de vaciar sus indagaciones y su propia creencia, no maltrata  a su protagonista, la enaltece, siempre apegado al mejor uso que en materia objetiva observan los biógrafos con una obra que exhibir y que, no dudo en decirlo en cualquier escenario, se trata de un veterano biógrafo con cuyo esfuerzo también pone en alto a nuestra muy querida República Dominicana.
En la elaboración de su libro, cuya primera edición data de 1985, Pablo Clase hurgó en el Archivo General de la Nación y como él mismo establece sostuvo provechosas conversaciones en Madrid y París y se documentó, incluso, en la emblemática Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, lo que deja fuera de toda duda la rigurosidad y la edificación de fuentes confiables que utilizó para dar con un producto que debe considerarse como material de consulta para quienes aspiran a conocer ese mundo que fue, antes y después, la Meca del Cine.

Y es que, es importante destacar que este libro, además de contar episodios trascendentales en la vida de María Montez, nos zambulle en la atmósfera de Hollywod y en la psicología de los productores de empresas tan importantes como la Universal, la RKO, La Twentie Century Fox y cómo en décadas que van de los años 20 hasta los 40, las corrientes posteriores a la Segunda Guerra Mundial sientan el objetivo de mostrar otros rostros, otras historias y otros argumentos que despojen un poco la cultura bélica para ir más al entretenimiento, sin negarse nunca que el mundo de las películas era y es un mundo mercantilista y comercial, un negocio que espera rentabilidad de las producciones.
Hoy que República Dominicana cuenta con un escenario de figuras internacionales del cine, con representantes como Zoe Zaldaña, o Michelle Rodríguez, que han participado en grandes superproducciones, al hacer una reflexión, y Pablo Clase se la plantea, sin hacerlo de manera expresa, el camino no tiene los obstáculos que tenía en aquella época. María Montez fue una mujer exótica que muy temprano en su vida se propuso el objetivo de triunfar en la Meca. Y su propósito fue enfocado, dirigido, dirigido a un triunfo que ella imaginaba y para el cual trabajó. Sabía que su belleza, su talento y su creatividad podían romper los esquemas y se preparó, se distanció de la familia para viajar y cumplir sus sueños. Sobre sus aptitudes, el autor nos refiere:
“Su esbelta figura, su garbo, su exótico tipo de mujer latina y sus bien torneadas piernas le daban todas las ventajas”. Y no es que el autor aborde el asunto desde lo superficial por encima del talento, jamás. María Montez tenía arrojo, era exótica y su perfil de mujer exuberante, era lo que se buscaba en ese mundo de las productoras fílmicas para vadear un poco el aroma de sangre y desgracia que arrojaba la Segunda Guerra Mundial.

“Y en efecto, entrar en Hollywood no le vendría como un regalo del cielo. Ella tendría realmente que conquistarlo, y precisamente, su modo peculiar de hacerlo, sería el mayor catalizador de su triunfo. Muchas mujeres con atractivas condiciones físicas habrían fracasado si tan solo hubieran contado con ellas para triunfar. Hacía falta una iniciativa personal, una voluntad inquebrantable y una sabia prudencia para saber cómo y cuándo había que hacer las cosas. Era necesaria, en este caso específico, una suerte de sagacidad para manejar oportunamente la Psicología de los magnates de Hollywood, e inclinarlos a su favor. Y María tenía una clara idea de los pasos que debía dar para esos fines (pág. 33, una latina para Hollywod).
Y aquí está la diferencia con muchas de las divas del séptimo arte que tuvieron fama universal como Marilyn Monroe, Zsa Zsa Gable  e incluso muchas otras de la actualidad, cuyas vidas han estado matizadas por el escándalo, los vicios, el alcolismo, las drogas, la fragmentación de vidas y hogares y la inestabilidad emocional. La María Montez que retrata Pablo Clase Hijo en este libro de Editorial Santuario, es una mujer de una personalidad determinante y apasionada, que conocía los alcances de su belleza y cómo articularla para acercarse a los productores, a la gente de influencia, en la construcción de un círculo de amistades con conexiones para ayudarla, en el uso de los medios de comunicación, de los reporteros y de los fotógrafos para construirse una imagen, pero, hasta el momento se desconoce que traspasara las fronteras de la honestidad, del pudor, de las propuestas indecentes para el logro de esos objetivos.
El libro de Pablo Clase está estructurado de una manera que el lector entiende. María Montez fue la reina del Technicolor, fue visualmente una diva de la filmografía de esos años de ebullición, y su sueño era convertirse en una gran actriz. Los papeles en los que la encorsetaron la convirtieron en una estrella, pero hay diferencias estructurales entre una actriz y una estrella y María Montez lo fue todo, un emblema que se autodefinió de “sexy” pero buena chica, lo que nunca llegó a ser fue una gran actriz. Tenía limitaciones y sus productores lo sabían.
Mientras todo un pueblo la seguía, todo un continente lanzaba loas y la admiraba, los críticos especializados fueron crueles con ella. Es bueno escuchar la reflexión que al respecto hace Pablo Clase Hijo:
“Quizás los críticos de cine nunca disfrutaron del encanto de María Montez. Se lo perdieron, por andar buscando todo el tiempo una buena actriz. Ese fue su error. El fenómeno María Montez no se produjo por causa de su excelencia como actriz, sino por su mágica presencia cinematográfica. Vistas las cosas así, decir que era una actriz equivalía a limitarla, a disminuir su misterio, porque a fin de cuenta lo que causó revuelo fue su fascinante figura. El público no iba a las salas de cine detrás de una sofisticada obra de arte, sencillamente buscaba una evasión. Era algo intuitivo, no intelectual (El brillo de una estrella, pág. 168).
Hay un capítulo de este libro que el lector deberá buscar de manera determinada, es el titulado “La otra cara de María Montez”, que la aleja de la suntuosidad espectacular de la diva de extraordinaria presencia escénica de The Raiders of the Desert, Moonlight in Hawai, South of Tahití, Bombay Clipper, Arabian Nights,  y Alí Babá and the Forty Thieves, para situarla en el aspecto humano, la mujer hogareña, sencilla.
“La verdadera María era inteligente, estudiaba Teología y poseía inclinaciones literarias”.
En muchas formas admito que no puedo ser objetivo. Sobre Pablo Clase, puedo decir que a lo largo de los años he seguido su trayectoria. Me he formado leyendo “Figuras de este mundo”, su emblemática columna de Listín Diario, nuestras conversaciones han sido verdaderos laboratorios de aprendizaje. Y este libro es una invitación a conocer de cerca a María Montez. Pero a conocerla a profundidad y como dije anteriormente, abstraer la lección que queda de todo esto, se trató de alguien que construyó una historia, su propia historia y qué bueno que Pablo Clase y Santuario han unido esfuerzos para llevarnos a ella.
Este libro nos aproxima a la vida real de la estrella de Hollywood que salió plena de ilusiones de su natal Barahona y al construir la montaña de su fama nunca olvidó sus raíces. Este libro nos presenta una historia bien escrita desde la más pura diafanidad de la Literatura. Pablo Clase ha puesto empeño en construir una obra profunda, pero asequible. Quien abreve de estas aguas, no quedará sediento. Solo me resta agradecer a Santuario y a su protagonista, Isael Pérez, fajador literario, por el honor de darme la presentación de este libro de hoy y de siempre.


Muchas Gracias